En los últimos 45 años he tenido el privilegio de trabajar con padres de niños a los que se les ha diagnosticado recientemente la pérdida de audición. En 1965, empecé un programa de intervención temprana centrado en la familia, el Thayer Lindsley Family Centered Nursery en Boston, Massachusetts, que contaba con una guardería y terapia individual para el niño, así como un grupo de apoyo para los padres. Los padres tenían la obligación de participar de forma activa en todos los aspectos de la guardería y desde su creación yo facilitaba el grupo de apoyo. Los padres me han enseñado mucho durante todos estos años, ya que mis cuatro hijos oyen. Ahora a punto de jubilarme quiero compartir con vosotros lo que he aprendido. Aquí tenéis “Los 10 consejos de Luterman” para criar un niño con pérdida de audición.
Criar hijos es intrínsecamente conflictivo. El trabajo de los padres es enseñar a su hijo las reglas de su cultura, tanto de la macrocultura de la sociedad como la micro cultura de la familia. Estas reglas se aprenden, es decir, que los niños no nacen sabiéndolas y las aprenden probando los límites que sus padres les imponen. Por lo tanto, a medida que el niño va probando los límites, se van creando conflictos. La responsabilidad de los padres es establecer límites para su hijo, pero a la larga deben dejar espacio para acomodar el crecimiento del niño, y al final cederle el control completo al niño/ adulto. A menudo les digo a los padres, “si no estáis peleando con vuestro hijo, es que no lo estáis haciendo bien”. Por lo general me contestan, “no se preocupe, lo estamos haciendo bien”.
Cometer errores. Hay muchas decisiones cruciales que los padres deben tomar. Tratar de criar un niño con pérdida de audición sin cometer errores es un ejercicio que está destinado a fracasar. Para mí, sólo es un “error” si se comete dos veces; la primera vez son datos. Los padres no tienen la obligación de proporcionar a su hijo decisiones libres de errores. Lo que le deben a su hijo es tomar decisiones basadas en la mejor información disponible y cambiar el rumbo si las cosas no funcionan. Con frecuencia, el “error” que cometen los padres de niños con pérdidas auditivas es permanecer en un programa durante más tiempo del necesario por temor a admitir que estaban equivocados o dejar fuera a los profesionales. Los padres necesitan ser los monitores de sus propias decisiones y defensores de su hijo.
Enseñar el fracaso. Los niños necesitan aprender cómo manejarla adversidad y, por lo tanto, necesitan experimentar el fracaso mientras crecen. Los padres de niños con necesidades especiales tienden a ser sobreprotectores protegen a sus hijos del fracaso, pero el niño necesita experimentar el fracaso para poder crecer. Crecer sin habilidades para sobrellevar los fracasos limita severamente al niño, ya que la experiencia como adultos nos enseña que no siempre tenemos éxito en lo que hacemos. Superarla frustración es lo que nos permite crecer, así que un poco de frustración es un incentivo para crecer. Una de las cosas más duras para cualquier padre es hacerse a un lado y permitir que su hijo experimente el fracaso. Necesitamos ser juiciosos porque si permitimos al niño experimentar demasiados fracasos, tendrán aversión al riesgo y si no experimentan suficientes, no tolerarán la frustración. Los padres de niños sordos o con dificultades para oír tienen un margen de acción muy limitado, y reconocer cuándo hay que dejarlos hacer y cuándo hay que proteg0erlos forma parte del arte de la crianza.
Fuente: David Luterman. Volta Voices. Noviembre/Diciembre 2010