La pérdida auditiva en España afecta a cerca de 1 millón de personas. Es uno de los principales trastornos crónicos que sufren las personas mayores. La disminución de la capacidad auditiva suele ir asociada al envejecimiento de las personas, por lo que suele ser algo que difícilmente se puede evitar. En España, cerca del 57% de personas mayores de 55 años se ven afectados por la pérdida auditiva, y más de 65% cuando superan los 70 años de edad.
La disminución de la capacidad auditiva asociada a la edad se debe principalmente a la pérdida progresiva de las células auditivas del oído, reduciéndose, por consiguiente, la cantidad y calidad de las conexiones neuronales entre el oído y el cerebro. Esta reducción auditiva puede tener un impacto significativo en diferentes zonas del cerebro, entre las que se encuentran la memoria, la audición, el lenguaje. Diversos estudios de investigación han relacionado la pérdida de audición y la demencia. Uno de estos trabajos es el del Dr. Lin del Johns E. Hopkins Medical Center, en el que indica que la pérdida auditiva puede aumentar el riesgo de padecer demencia entre un 200 y 500%.
Qué relación tiene la pérdida auditiva y la demencia
Según este estudio, a mayor pérdida auditiva mayo probabilidad se tiene de desarrollar demencia en los años posteriores. Todavía no se ha logrado identificar de forma real y directa el vínculo entre ambas situaciones. Sin embargo, hay diversos estudios que parecen indicar algunas posibles relaciones directas entre ambas. Estas tres líneas de investigación son las siguientes:- Aislamiento social. Es común que las personas que padecen disminución de su capacidad auditiva se aíslen socialmente. Esto es debido a diversas situaciones, por un lado, la vergüenza a no ser capaces de seguir las conversaciones y encontrarse perdidos o a cometer errores a la hora de mantener un diálogo con otras personas. Esto les empuja a separarse de las personas, a aislarse socialmente para evitar encontrarse en situaciones desagradables. También puede producirse una reducción de la actividad física, sobre todo en personas con mayores niveles de pérdida de audición. Tanto el aislamiento social como la reducción de ejercicio físico son dos factores de riesgo de padecer demencia. Por lo tanto, aquí podemos identificar una causa bastante directa entre los dos hechos.
- Atrofia cerebral. El deterioro cerebral debido a la disminución de las neuronas está relacionado con la demencia, según numerosos estudios. Con el avance de los años, nuestra reserva neuronal se va mermando afectando de forma directa nuestra actividad cerebral. En los últimos años, se ha demostrado que la pérdida de audición también está asociada a esta atrofia cerebral, por los mismos motivos, las neuronas al ir desapareciendo van perdiendo conexiones con las partes del cerebro encargadas de registrar los impulsos que se reciben del oído.
- Sobrecarga cognitiva. La disminución de la capacidad auditiva no es un hecho normal en el ser humano, por lo que cuando esto ocurre, el cerebro tiene que esforzarse más para poder para lograr completar por sí mismo la información que no recibe por la reducción auditiva. Esta sobrecarga de trabajo a la que se ve sometido el cerebro está vinculada con la aparición de la demencia, ya que la fatiga diaria a la que se enfrenta hace que disminuya su capacidad cognitiva a largo plazo. Por este motivo, aunque la pérdida de audición esté vinculada con el envejecimiento de las personas, se debe tratar para aliviar al cerebro de esa carga extra y disminuir los factores de riesgo de padecer demencia.